“………
Al parecer, sin darme cuenta,
dibujé la muerte terrestre de Freud en el retrato al carbón que hice de él un
año antes de su muerte. Pretendía, especialmente, realizar un dibujo puramente
morfológico del genio del psicoanálisis, en lugar de intentar hacer, de una
forma evidente, el retrato de un psicólogo. Terminado el retrato, rogué a
Stefan Zweig, quien nos había presentado, que se lo enseñase, y después esperé
con ansiedad los posibles comentarios de Freud. Me había halagado en extremo su
exclamación al conocerme:
-¡Nunca había conocido a un
prototipo de español tan perfecto! ¡Qué fanático!
Eso fue lo que le dijo a Zweig
después de observarme agudamente durante largo rato.
………….
Cuatro meses más tarde,
acompañado de Gala, me encontré de nuevo con Stefan Zweig y su mujer en ocasión
de una comida en Nueva York. Estaba tan impaciente que no esperé el momento del
café para preguntarle qué reacción había tenido de Freud al ver mi retrato.
-Le gustó mucho –me dijo Zweig.
Insistí, a pesar de todo,
curioso por saber si Freud había hecho alguna observación concreta o el menor
comentario, que hubiera sido para mí infinitamente precioso, pero Stefan Zweig
me pareció evasivo o distraído por otros pensamientos… Quería que nos
reuniéramos con ellos en Brasil… Esta idea y su obsesión por la persecución de
los judíos en Alemania constituyeron el tema ininterrumpido del monólogo de la
cena…
Los Zweig nos dejaron su
dirección, meticulosamente escrita. ¡Cualquiera hubiera dicho que nuestro viaje
a Brasil era para aquella pareja cuestión de vida o muerte!
Dos meses después, nos
enteramos del doble suicidio del matrimonio Zweig en Brasil…
Sólo al leer el final del libro
póstumo de SZ, “El mundo de ayer”, supe al fin la verdad sobre mi dibujo: Freud
jamás vio su propio retrato. Zweig me había mentido piadosamente. Según él, mi
retrato presagiaba de una manera tan clara la inminente muerte de Freud que no
se había atrevido a mostrárselo, pues, sabiendo que sufría un cáncer, temía
sobresaltarle innecesariamente.”
Salvador Dalí, “Diario de un
genio” (fragmentos de 1957, Mayo, el 11), Maxi Tusquets Editores, 2009