sábado, 28 de septiembre de 2013

la saeta



A los once años asistí por primera vez a un recital de música. Nada menos que para escuchar a este hermoso hombre que había venido a nuestra ciudad de Buenos Aires. Quedaría profundamente conmovida, por varios días, al recordar su voz cerrando la noche con este tema. Hoy encontré este vídeo de una presentación suya en la Televisión Española, supongo de la misma época...






¿Quién me presta una escalera
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?

Saeta popular


¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores,
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero,
a este Jesús del madero,
sino al que anduvo en la mar!







Joan Manuel Serrat, "La saeta" de Antonio Machado, en "Campos de Castilla"



domingo, 22 de septiembre de 2013

espejo


Soy plateado y exacto. No tengo prejuicios.
Me trago de inmediato todo cuanto veo,
Tal y como es, sin sombra de aprecio ni desprecio.
No soy cruel sino sincero:
El ojo cuadrado de algún diosecillo.
Casi siempre estoy meditando sobre la pared de enfrente.
Es rosada, con manchas. Llevo tanto tiempo observándola
Que creo que ya forma parte de mi corazón. Pero ella va y viene.
Los rostros y la oscuridad nos separan una y otra vez.



Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mí,
Buscando en mi superficie lo que realmente es.
Luego se vuelve hacia esas mentirosas, las velas, la luna.
Veo su espalda, y la reflejo con toda fidelidad.
Ella me recompensa con su llanto y el temblor de sus manos.
No le importo nada. Me deja y vuelve a mí constantemente.
Cada mañana su rostro viene a reemplazar la oscuridad.
En mí se ahogó una joven antaño, y en mí una anciana hoy
Se yergue hacia ella, día tras día, como un pez terrible.





Sylvia Plath, "Espejo" en "Poesía completa", Bartleby, 2008, Traducción de Xoan Abeleira

viernes, 13 de septiembre de 2013

me basta así


Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
                                             entonces,

si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo, mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
(Escucho tu silencio.
                              Oigo
constelaciones: existes.
                               Creo en ti.
                                              Eres.
                                                 Me basta.)








Ángel González, "Me basta así" en http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/esp/gonzalez/me_basta_asi.htm


viernes, 6 de septiembre de 2013

entre escritores

Pablo Neruda a Gabriel García Márquez:


También en este tiempo tuvo
tiempo de nacer un volcán
que echaba fuego a borbotones
o, más bien dicho, este volcán
echaba sueños a caer
por las laderas de Colombia
y fueron las mil y una noche
saliendo de su boca mágica,
la erupción magna de mi tiempo:
en sus invenciones de arcilla,
sucios de barro y de lava,
nacieron para no morir
muchos hombres de carne y hueso.





Pablo Neruda, "García Márquez" en "Fin del mundo", Losada, 1969