martes, 18 de septiembre de 2012

de mamás y papás


Cuando revisaba los baúles me hallé a mamá. Vuelta una muñequita; cara de porcelana, y el resto del físico en fina tela. La reconocí enseguida.

¡Al fin! te encontré, le dije. No sabía que eras acá. Por algo abrí esta caja.

Ella estaba muy viva, y nos saludamos, y ella respiró la historia de nuestras vidas, en un idioma muy suave y muy lúcido y que echaba por el suelo a los demás idiomas.


Marosa di Giorgio, "La flor de lis", El cuenco de plata, 2010






Papá
esta mañana voy a recordarlo todo,
y, por sobre todo,
la vid azul,
los blancos habares,
por donde transitabas,
escondido y deslumbrante como Dios.


Marosa di Giorgio, fragmento de "Clavel y Tenebrario"




miércoles, 12 de septiembre de 2012

elegía para decirme


Yo le recuerdo aquí: donde me duele
el color que le trajo a mi esperanza;
y le recuerdo aquí porque soy triste
y ya no puedo echarme entre sus lágrimas.

¿Qué corazón saldría de este insomnio
si yo supiera ser una muchacha;
si no me pareciera tanto a mis ojeras,
ni a esta tarde de invierno, así doblada?

Pero me acuerdo aquí de que anda lejos
el que vivió a la vuelta de mi espalda.
Me acuerdo de su nombre perezoso
que casi no quería ser palabra.
Me acuerdo de su risa mal abierta
riñéndole por dentro a la mirada,
y de su frente que crecía;
y de su voz inútil como el alba
y de un secreto que quedó inconcluso
aquel domingo en que amó a la nada.

¿Qué corazón saldría de este insomnio
si yo supiera ser una muchacha?
Pero me duele aquí, donde me canso,
aquel hombre agobiado por crisálidas.
Pero me duele aquí, donde soy sola,
esta verdad metida entre dos alas.

Qué corazón saldría de este insomnio...

Pero soy todo el blanco que se acaba,
y no me porto bien con la alegría
por lo que traigo al sur de mi garganta.



Carilda Oliver Labra, "Elegía para decirme" en "Al sur de mi garganta", 1949


sábado, 8 de septiembre de 2012

sin nombre, como la muerte


Otoño de 1975


Estoy llevando a mi hijo muerto en el asiento de mi auto. No sé bien porqué. Supongo que para cuidarlo.

Trato de ir despacio, de no frenar bruscamente. Qué paradoja, la vida frena todo el tiempo así, violentamente, y nadie hace nada... o no puede, no sé. Pero no sé digo a muchas cosas: no sé cómo es morir, no sé como es vivir. Sí sé que lo voy a cuidar. Es un bebé. Mi bebé.

No sabía si envolverlo en una frazada, tenía miedo de que se ahogara. Lo tengo en el asiento de al lado. Está frío. No el día, él. Mi bebé. Hace frío también.


..........


Pessoa tenía palabras para todo. Lo que nunca tuvo fue un hijo muerto. Es lo mismo. Cuando dijo que su vida era como si lo golpeasen con ella, es decir, ser la piedra y el objeto golpeado, ambos y a un mismo tiempo, creo que no necesitó ningún bebé. El tenía el infierno dentro y fuera. El peso de lo absoluto lo acompañó siempre.


..........


... Porque ayer se murió, ayer estaba vivo. Cada día que deba revivir esto, voy a tener que lidiar con la imagen de mi hijo vivo. Muriendo. Va a morir tantas veces como recuerde ese día.


..........


Nota al margen 13


Se esconde al muerto
como a la vergüenza
bajo la tierra, en una caja
en lo profundo...
como a un recuerdo
como a un olvido.

Absorbe el muerto
esa lluvia
(sucia de tierra y de lamentos)
que siempre olvida
haber pasado
y vuelve... vuelve.



Hernán A. Isnardi, fragmentos de "Sin nombre, como la muerte", Edit. La Máquina del Tiempo, 2011




jueves, 6 de septiembre de 2012

soy mi soberano




...
soy mi propio enemigo y me importa la derrota
tu mirada se me nota, es mi cáscara y mi ropa

yo soy y aun no soy mío y aunque quiera ser mi dueño
envejezco y me hago grande y todavía no me tengo
soy mi dolor, soy mi condena, soy el veneno de mis venas
soy mi remedio, soy mi cura, la enfermedad es mi cordura

tengo duras las pupilas, tengo corta la mirada
y si en el fondo hay algo bueno, lo imagino, no lo veo
...

ahí en esa podredumbre se encuentra el compost de mi flor
ahí donde la vida duele, se abren los ojos del amor
ahí en el pozo de la desidia germinan ganas de crear
ahí reconocernos es suficiente, es empezar a cambiar
...



Gustavo Cordera, "Soy mi soberano" en "La caravana mágica", 2012



domingo, 2 de septiembre de 2012

desamor


Me vio como se mira al través de un cristal
o del aire
o de nada.

Y entonces supe: yo no estaba allí
ni en ninguna otra parte
ni había estado nunca ni estaría.

Y fui como el que muere en la epidemia,
sin identificar, y es arrojado
a la fosa común.



Rosario Castellanos, "Desamor", www.sololiteratura.com