lunes, 26 de octubre de 2015

felicidad y saber...




Casi anónima sonríes
y el sol te dora el cabello.
¿Por qué para ser feliz
hace falta no saberlo?





Fernando Pessoa, 1932






lunes, 19 de octubre de 2015

de amores...


a Carola, claro



Ella lee libros de yoga, de budismo, de numerología.
Yo leo poesía, teatro, ensayos, novelas, todo
lo que cae en mis manos.

Ella es vegetariana.
Yo, omnívoro.

Ella es disciplinada, ascética, creyente.
Yo, escéptico y perezoso.

Ella cree en la reencarnación de las almas.
Yo soy agnóstico.

Ella está segura.
Yo, no.

Ella es presente de indicativo.
Yo, condicional en mis mejores días
y en los peores pretérito
pluscuamperfecto de subjuntivo.

Ella es un hombre de acción.
Yo, una mujer confundida.

Ella quiere que yo cambie.
Yo, también.

Ella sabe lo que quiere y lo que necesita
y lo que quiero y necesito yo.
Yo sólo sé que no sé nada
pero no estoy muy seguro.

Ella es la luna de día.
Yo, un girasol en la noche.

Ella y yo, contra viento y marea,
nos amamos.





Juan Vicente Piqueras, "Ella y yo" en "Yo que tú"


miércoles, 14 de octubre de 2015

epígrafe


Soy bien nacido. De niño,
como todos, fui feliz.
Vino luego el mal destino
lo que quiso hizo de mí.

Vino el mal genio de la vida
rompió en mi corazón,
arrasando con todo,
rugió como un tifón,
perturbó, partió, abatió,
quemó sin razón ni pena
¡Ah! qué dolor!
Lastimado y solo,
-¡solo!- mi corazón ardió.

Ardió en gritos dementes
en su pasión sombría...
Y de esas horas ardientes
quedó esta ceniza fría.





Manuel Bandeira, "Epígrafe" en "MB Antología", Arquitrave



jueves, 8 de octubre de 2015

en los brazos de mi cuerpo estoy...




I

Todo este buen objeto que es un cuerpo:
sus brazos flacos despegados por arriba
sus alocadas piernas cortadas hacia abajo
y en el medio el pedacito de torso
con su corazón puntual, sus riñones limpios
y este pulmón que se asoma a la ventana
y conversa con el otro
sobre si el cerebro encabezado, si la boca armada
si las altas hogueras parpadeando al unísono.
Ah este cuerpo alegre como un perro chico
con su sexo despierto saltando en la puerta.
Sin este honroso cuerpo, duro y claro,
sin su lúcida arquitectura
de huesos quietos y pellejo alzado
dónde habitaría y cómo
tanta tierna acongojada nada?

II

En los brazos de mi cuerpo estoy
en sus pies me alzo y ando.
De mi cuerpo soy hija única
y en su piel me sumerjo entera.
Sin mi cuerpo no hay voz
ni mi voz ni tu voz
sin las orejas de mi cuerpo
ni tu cuerpo sin los ojos del mío
sin sus manos.
Me ama este cuerpo que yo habito
me abre sus ventanas y me teje
y desteje cada día que me asomo.
Es mi cuerpo quien fabrica las palabras
la conciencia de estar/de ser de aquí
porque él lo quiere
y si no lo quiere entonces nada
de nada.




Rossella di Paolo, "El cuerpo donde habito"