dicen los que hacen



30. CHARLES BUKOWSKI
fragmento de entrevista en documental  "Charles Bukowski, born into this"



“Has definido tu infancia como una historia de terror...

Sí... Fue una edad importante.

¿Por qué?

Por qué? ¿ Te han pegado alguna vez con una correa tres veces por semana desde los 6 hasta los 11? ¿Sabes cuántas palizas son esas?

¿Quién fue, tu padre?

Sí. Se puede decir que aquello fue para mí un buen entrenamiento en literatura. Cuando me pegaba con aquella correa me enseñaba algo.

¿Qué te enseñó?

A escribir.

¿Cuál es la conexión?

La relación es que cuando aguantas esa mierda durante tanto, tanto,  tanto tiempo... adquieres la tenacidad suficiente para decir lo que realmente quieres dar a entender. Conoces las palabras necesarias para sacarte de encima todas esas palizas. Pero mi padre fue un gran maestro de literatura, me enseñó el significado del dolor, del dolor sin sentido.”

..........

Recordando los latigazos, desde el lugar donde los recibía en la casa misma...


... “bájate los pantalones y los calzoncillos. No recuerdo cuántos latigazos me pegaba, pero sí que eran fuertes... Por supuesto no paras de gritar especialmente cuando tienes 6,7 años. Pero cuando iba para los 10, 11 o 12 años, fui gritando menos. En la última paliza que recibí no grité para nada. No hice ni un sonido. Y creo que eso le asustó, porque esa fue la última vez.”


29. ALEJANDRO URDAPILLETA
fragmento de entrevista publicada en http://www.centrocultural.coop/revista/articulo/60/ de mayo/agosto 2008

¿Cómo nació tu vínculo con la escritura?
–Se fue dando con el tiempo. Empecé a escribir de muy chico, con la Señora de Núñez, mi maestra de tercer grado. Hacía composiciones que a ella le encantaban y me las hacía leer delante de la gente. Yo leí desde muy chico. Mi viejo notó que me gustaba leer y empezó a comprarme libros. Me regaló una enciclopedia de doce volúmenes –todavía los tengo – con cuentos sufíes, leyendas de la Biblia, mitología, con dibujos maravillosos. Desde muy chico supe quiénes eran David y Goliat, Prometeo, los personajes bíblicos. De ahí pasé a la colección Robin Hood. Me recuerdo de regreso de un viaje, en el coche, terminando La cabaña del Tío Tom. La lectura siempre me acompañó. A lo mejor por soledad. Escribo para conocerme, porque soy solitario. Escribir es un vicio.

¿No una virtud?
–Es vicio. No escribo jamás para que se lea después. Escribo para mí. Necesito escribir para conocerme a mí. Me miro en lo que escribo. Parece una frase hecha, pero es verdad. Cuando me pongo a escribir cuentos pienso que alguno lo va a leer, pero me lo saco de la cabeza, porque quiero ser libre. No quiero escribir para alguien. Mis escritos siempre tienen algo de mí. No hago ficción pura. El punto de partida suele ser algo que me está pasando en el momento.

Escribís en cuadernos. A mano.
–Odio las máquinas de escribir, me parecen unos aparatos siniestros, me dan sensación de oficina. A las computadoras, las detesto. Tuve computadora, pero modificaba mi escritura, me molestó mucho, no me sirvió. Escribo en cuadernos Rivadavia, únicamente. Odio los anillados, los detesto, nunca escribí nada bueno en un anillado. Me gustan los Rivadavia más grandes, de 194 hojas rayadas, tapa dura. Cuando no encuentro compro más chicos, pero sé que en ésos no puedo escribir cosas buenas...

El cuaderno de Legión Re-ligión es chiquito.
–Es otra cosa: me lo regalaron. Es un cuaderno con forma de libro diminuto. Antes había muchas casas que vendían ese tipo de cuadernos artesanales.

¿Actor que escribe, escritor que actúa?
–No. Me da vergüenza la palabra literatura. O la considero muy alta, o me considero muy poco. No me creo esa historia, y me parece bien, porque tengo más libertad así. En Legión re-ligión me propuse escribir sin tachar. Después taché, pero muy poco. Con dibujitos.

No se parece a Vagones transportan humo.
–Es un libro de niño, desde un niño. No para niños, sino desde un niño. Es poesía simple, la forma más fácil de escribir, la más sincera, desde el niño, sin tachar, lo que se me iba ocurriendo. Recordé mucho Tandil, donde viví, marcó mucho mi vida. Aparecieron muchos paisajes infantiles, míos, propios, vividos. Nunca pensé en publicar. Es bueno que la gente lo sepa.

Llenás los cuadernos y los abandonás. Qué bueno que otro los rescate.
–Los abandono. Por ahí vuelvo y los leo, pero no me gusta. No te creas que me obsesiono mucho. Por lo general me decepciono, porque me encuentro a mí. O me repito mucho, o me veo todo el tiempo diciendo lo mismo. La escritura me sirve como un psicoanálisis. No es psicoanálisis, lo odio, pero me sirve como una visión de mí mismo. Para verme. Escribo siempre muy lúcido, a la mañana, o cuando me despierto, tomo mucho café y escribo. Siempre. Lo tengo como disciplina, pero no me pesa, necesito hacerlo. Necesito escribir, aunque hay épocas en las que no escribo.

¿La actuación está presente en la escritura, tu voz de actor? Tus textos resuenan como dichos por vos en escena.
–No. No lo siento así. Mis escritos tienen que ver con el viaje mental.

La palabra interna.
–El viaje interno, mi mundo fantasioso, mi locura, la poesía, lo que sale solo porque debe salir, lo no dicho, lo que no puedo decir. Lo que no puedo hablar, lo incorrecto, lo que no se debe decir, lo largo ahí. Por ahí es una larga puteada contra una persona que detesto y que no se lo puedo decir...

Y el pasaje de la escritura privada al libro, ¿cómo lo sentís?
–Por un lado me da terror, vergüenza... Vagones transportan humo me dio mucha vergüenza. Ahora decidí que no me importa nada. Voy a largar todo... ¿Para qué tengo apilados setenta cuadernos Rivadavia?

Tantos... ¿Dónde los tenés?
–La gran mayoría están en la baulera del departamento donde se mudaron mis padres, que como se inunda deben estar todos mojados, podridos...

Te fue muy bien con el primer libro. Además, las obras de Vagones... se han escenificado hasta el cansancio.
–Hasta el cansancio. Ya no doy más derechos a nadie. Me harté. No quiero que ése sea el teatro que ve la gente del interior. Me da vergüenza. Una cosa es que lo haga yo, otra que lo haga un grupo. Les pido que busquen por otro lado. No quiero que ese tipo de teatro se propague. Quiero que se apague.

El interés demuestra que son textos singulares.

–No me considero autor teatral ni autor de nada. Quiero ser libre. Trato de no ser nada, de no ser. No quiero tener un título, ni siquiera de actor. Prefiero ser una persona común y silvestre, que escribe, pero no me siento escritor, sinceramente, lo digo con todo el corazón... Como tampoco me siento actor.

28. WISLAWA SZYMBORSKA (2)
fragmentos de entrevista por Javier Rodríguez Marcos, 5/12/2009, ELPAIS.com

"¿Que si el premio me cambió la vida? Y tanto. Para bien y para mal. Para bien, porque multiplicó el número de cartas que me envían, de paquetes con libros, de invitaciones, de propuestas y de preguntas a las que hay que responder en las entrevistas". Y socarrona, añade: "Para mal, porque multiplicó el número de cartas que me envían, de paquetes con libros, de invitaciones, de propuestas y de preguntas a las que hay que responder en las entrevistas. A las invitaciones para viajar a otros países siempre respondo lo mismo: cuando sea más joven".

P. ¿Ahora qué lee?

R. Siempre he leído poca poesía. Nunca he sido capaz de leer un libro de poesía desde el principio hasta el final. Y hablo de los buenos. Lo que hago es leer un poema y dejarlo. Luego retomo el libro, y así. Como se puede imaginar, a veces quedo fatal con gente que me ha mandado sus libros porque tardo un año en contestarles con mi opinión, pero ésa es mi forma de leer.

 P. ¿Y escribe?

R. Como tengo poco talento, necesito un silencio de varios días: sin llamadas, sin visitas. Conozco pintores que pueden trabajar mientras llevan una conversación. En poesía eso es absolutamente imposible.


 
27. BLANCA VARELA
fragmento de "El lenguaje de la poesía", Jorge Cadavid, Revista Universidad de Antioquía

La diosa blanca de la poesía latinoamericana que es la poeta peruana Blanca Varela, contestó con una pequeña fábula a la pregunta de por qué escribía poesía:

Desde muy niña adquirí la costumbre de sentarme a la mesa frente a un papel blanco para decir cosas que no podía decir de viva voz. Y ordenaba y desordenaba las palabras tratando de encontrar en ese juego algo que fuera diferente, mejor, o que me revelara algo más de esa realidad que me rodeaba, que no me comprendía y que no me gustaba demasiado. Creo que comencé a escribir para ver si alguien, entre comillas, contestaba mis más secretas y obsesivas preguntas, esas que sólo pueden hacerse los niños cuando descubren la sordera total de los mayores, de Dios, del mundo, del cosmos. Y no tuve más remedio que aprender a contestarme a mí misma.


26. JULIO CORTÁZAR (2)
fragmento de "Salvo el crepúsculo", Alfaguara, 2009

Un amigo me dice: "Todo plan de alternar poemas con prosas es suicida, porque los poemas exigen una actitud, una concentración, incluso un enajenamiento por completo diferentes de la sintonía mental frente a la prosa, y de ahí que tu lector va a estar obligado a cambiar de voltaje a cada página y así es como se queman las bombitas".

Puede ser, pero sigo tercamente convencido de que poesía y prosa se potencian recíprocamente y que lecturas alternadas no las agreden ni derogan. En el punto de vista de mi amigo sospecho una vez más esa seriedad que pretende situar la poesía en un pedestal privilegiado, y por culpa de la cual la mayoría de los lectores contemporáneos se alejan más y más de la poesía en verso, sin rechazar en cambio la que les llega en novelas y cuentos y canciones y películas y teatro...

...De todas maneras lo único que realmente cuenta hoy en América latna es nadar contra la corriente de los conformismos, las ideas recibidas y los sacrosantos respetos... Armar este libro, como ya algunos otros, sigue siendo para mí esa operación aleatoria... El juego avanza con bruscas rebeldías y ganas de mandar todo a ese canasto donde ya se acumulan tantos desencantos, y de cuando en cuando una ráfaga de alegría, cuando por ahí un poema se deja acariciar por la nueva lectura como un gato cargado de electricidad.

Aunque Calac y Polanco me digan lo contrario cada vez que puedan, nada de eso se daría si estuviera atado por la seriedad bibliográfica, aquí la poesía y allí la prosa. Me apenaría que a pesar de las libertades que me tomo, esto tomara un aire de antología. Nunca quise mariposas clavadas en un cartón, busco una ecología poética, atisbarme y a veces reconocerme desde mundos diferentes, desde cosas que sólo los poemas no habían olvidado y me guardaban como viejas fotografías fieles. No aceptar otro orden que el de las afinidades, otra cronología que la del corazón, otro horario que el de los encuentros a deshora, los verdaderos.


25. ALEJANDRA PIZARNIK (2)
fragmento de "Diarios", Lumen, 2003

... Sea en donde fuere, basta crear... Miro un arbolito y le prometo crear, crear y crear. Ser como la naturaleza, creadora como ella... Miro el cielo y me siento trascender. Me siento llamada, supremamente llamada. ¡He de crear! Es lo único importante en el mundo. Agregar algo. Dejar algo. En el kiosco veo un librito: Fausto de Goethe. ¿Qué importa que Goethe haya muerto? Allí está el testimonio de la realidad de su existencia. La muerte no puede contra él. Nada puede... ¡He de crear! Es lo único importante. Es lo único que queda. ¡Crear y nada más! ¡He de tapar el fracaso de mi vida con la belleza de mi obra!


24. JULIO CORTAZAR
fragmentos de "Los nuestros" de Luis Harss, Editorial Sudamericana, 1977

En general los libros que se imponen en una "generación" son aquellos que no han sido escritos solamente por el autor, sino en cierto modo por toda esa generación... La correspondencia que he recibido respecto a Rayuela me prueba que ese libro estaba "en el aire" en Latinoamérica. En varias cartas me han dicho con un tono agridulce: "Usted me ha robado mi novela" o "¿Para qué voy a seguir escribiendo mi libro, si hubiera tenido que ser como Rayuela? Lo que prueba que existía algo así como una latencia, una virtualidad. Me tocó a mí escribirlo, eso es todo. Pero es solamente uno de los lados del problema. El otro es que un libro significativo tiene que aportar cosas nuevas, apoyarse en eso que "está en el aire" para dar un salto hacia adelante...
... En definitiva, me siento profundamente solo, y creo que está bien. No cuento con el peso de la mera tradición occidental como un pasaporte válido, y estoy culturalmente muy lejos de la tradición oriental, a la que tampoco le tengo ninguna confianza fácilmente compensatoria. La verdad es que cada vez voy perdiendo más la confianza en mí mismo, y estoy contento. Cada vez escribo peor desde un punto de vista estético. Me alegro, porque quizás me voy acercando a un punto desde el cual pueda talvez empezar a escribir como yo creo que hay que hacerlo en nuestro tiempo. En un cierto sentido puede parecer una especie de suicidio, pero vale más un suicida que un zombie. Habrá quien pensará que es absurdo el caso de un escritor que se obstina en eliminar sus instrumentos de trabajo. Pero es que esos instrumentos me parecen falsos. Quiero equiparme de nuevo, partiendo de cero.


23. EDGAR LAWRENCE DOCTOROW
fragmento de "Confesiones de escritores"

"Una de las cosas que tuve que aprender como escritor fue a confiar en el acto de escribir.

 
Tuve que ponerme en la posición de escribir para averiguar qué estaba escribiendo. Cuando escribo no pienso en el lector, no solo es cuestión de estar en el lenguaje, o vivir en las palabras... durante meses escribí ciento cincuenta páginas para un libro, y las tiré a la basura, porque eran malísimas. Darme cuenta que estaba escribiendo un libro verdaderamente malo provocó la desesperación que me permitió encontrar su voz genuina. Me senté frente a la máquina, casi con negligencia, y empecé a tipear algo mofándome de mis pretensiones de escritor... y ese algo resultó ser la primera página de El libro de Daniel (1971). Lo que descubrí en medio del tormento fue que Daniel debía escribir el libro, no yo. Una vez que obtuve su voz, pude seguir adelante. Esa es la batalla de la escritura. En la mente del escritor no hay lugar para el lector: no se piensa en nada, excepto en el lenguaje donde uno entra, donde uno está. La mente del escritor es el lenguaje del libro."


22. WISLAWA SZYMBORSKA
fragmento del discurso de recepción Premio Nobel de Literatura 1996

...estimo altamente estas dos pequeñas palabras: ``no sé''. Pequeñas, pero dotadas de alas para el vuelo. Nos agrandan la vida hasta una dimensión que no cabe en nosotros mismos y hasta el tamaño en el que está suspendida nuestra Tierra diminuta. Si Isaac Newton no se hubiera dicho ``no sé'', las manzanas en su jardín podrían seguir cayendo como granizo, y él, en el mejor de los casos, solamente se inclinaría para recogerlas y comérselas. Si mi compatriota María Sklodowska-Curie no se hubiera dicho ``no sé'', probablemente se habría quedado como maestra de química en un colegio para señoritas de buena familia y en este trabajo, por otra parte muy decente, se le hubiera ido la vida. Pero siguió repitiéndose ``no sé'' y justo estas palabras la trajeron dos veces a Estocolmo, donde se otorgan los premios Nobel a personas de espíritu inquieto y en búsqueda constante.

También el poeta, si es un verdadero poeta, tiene que repetirse perpetuamente ``no sé''. Con cada verso intenta responder, pero en el momento en que pone el punto final, le asaltan las dudas y empieza a advertir que su respuesta es temporal y en ningún caso satisfactoria. Entonces prueba otra vez y otra vez, para que a las sucesivas muestras de su insatisfacción consigo mismo los historiadores de la literatura las sujeten con un clip enorme para denominarlas ``La Obra''.


21. PABLO NERUDA
fragmento del discurso de recepción Premio Nobel de Literatura 1971

... Yo no aprendí en los libros ninguna receta para la composición de un poema: y no dejaré impreso a mi vez ni siquiera un consejo, modo o estilo para que los nuevos poetas reciban de mí alguna gota de supuesta sabiduría. Si he narrado en este discurso ciertos sucesos del pasado, si he revivido un nunca olvidado relato en esta ocasión y en este sitio tan diferentes a lo acontecido, es porque en el curso de mi vida he encontrado siempre en alguna parte la aseveración necesaria, la fórmula que me aguardaba, no para endurecerse en mis palabras sino para explicarme a mí mismo.

…Y pienso que la poesía es una acción pasajera o solemne en que entran por parejas medidas la soledad y la solidaridad, el sentimiento y la acción, la intimidad de uno mismo, la intimidad del hombre y la secreta revelación de la naturaleza. Y pienso con no menor fe que todo esta sostenido -el hombre y su sombra, el hombre y su actitud, el hombre y su poesía en una comunidad cada vez más extensa, en un ejercicio que integrará para siempre en nosotros la realidad y los sueños, porque de tal manera los une y los confunde.

…El poeta no es un pequeño dios. No, no es un pequeño dios. No está signado por un destino cabalístico superior al de quienes ejercen otros menesteres y oficios. A menudo expresé que el mejor poeta es el hombre que nos entrega el pan de cada día: el panadero más próximo, que no se cree dios. Él cumple su majestuosa y humilde faena de amasar, meter al horno, dorar y entregar el pan de cada día, con una obligación comunitaria. Y si el poeta llega a alcanzar esa sencilla conciencia, podrá también la sencilla conciencia convertirse en parte de una colosal artesanía, de una construcción simple o complicada, que es la construcción de la sociedad, la transformación de las condiciones que rodean al hombre, la entrega de la mercadería: pan, verdad, vino, sueños. Si el poeta se incorpora a esa nunca gastada lucha por consignar cada uno en manos de los otros su ración de compromiso, su dedicación y su ternura al trabajo común de cada día y de todos los hombres, el poeta tomará parte en el sudor, en el pan, en el vino, en el sueño de la humanidad entera. Sólo por ese camino inalienable de ser hombres comunes llegaremos a restituirle a la poesía el anchuroso espacio que le van recortando en cada época, que le vamos recortando en cada época nosotros mismos.

…Cada uno de mis versos quiso instalarse como un objeto palpable: cada uno de mis poemas pretendió ser un instrumento útil de trabajo: cada uno de mis cantos aspiró a servir en el espacio como signos de reunión donde se cruzaron los caminos, o como fragmento de piedra o de madera con que alguien, otros que vendrán, pudieran depositar los nuevos signos.

…Fui el más abandonado de los poetas y mi poesía fue regional, dolorosa y lluviosa. Pero tuve siempre confianza en el hombre. No perdí jamás la esperanza. Por eso tal vez he llegado hasta aquí con mi poesía, y también con mi bandera.


20. CARILDA OLIVER LABRA
fragmento de la entrevista por Amaury Pérez Vidal en el programa "Con 2 que se quieran", 2011

Amaury. ¿Usted escogió el camino de la poesía, Carilda, o la poesía la escogió a usted?

Carilda. Bueno, yo creo que sería presumir mucho por parte mía si digo que yo fui escogida por la poesía. Es presumir mucho. Lo que pasa que de ella no me he podido escapar. He sido muy feliz siendo poeta. No hubiera querido ser nada más.

Amo mucho la música, la plástica. He intentado y hasta me he graduado de pintura, pero realmente… el ballet, bueno, el teatro, todas las artes, pero, sinceramente, nací poeta.

Cuando yo tenía tres o cuatro años, que mi mamá me cantaba canciones, ella me contó mucho tiempo después, que yo le modificaba las canciones… la letra. Entonces ella dijo: esta niña va a ser poeta y parece que resultó. Claro, la poesía es muy difícil y me parece a mí, que aparte del don que se pueda traer, hay que estudiar y tiene mucho que ver con la técnica y con la inspiración.

Amaury. Ahí vamos, porque hay gente que dice que no hace falta… que la inspiración no existe.

Carilda. ¡Pero imagínate!, si no existiera la inspiración, si fuera una cosa de aprender lo que es un endecasílabo, lo que es una cesura, lo que es un hemistiquio, lo que es un soneto, lo que es un verso libre, pues sería, vaya, un objetivo de cualquier persona.

Amaury. Cualquier persona se aprende la técnica y ya es poeta.

Carilda. ... se pueden hacer versos, pero una cosa es un verso y otra cosa es la poesía, ¿eh?. El verso es la línea, el fondo, la forma, diría, la forma. Pero tú puedes aprender…, bueno, vamos a hacer octosílabos. Me voy a leer a Martí, que era magnífico poeta y que además en los octosílabos, sí, era un príncipe y ya, voy cogiendo esa música, que la rima y el ritmo, pero si se te fue la chispa, que es el fuego, es más que el fuego, la luz del verso, no puedes hacer poesía. Bueno, no es una lección, es una idea muy humilde.


19. ALDO PELLEGRINI
fragmento del estudio preliminar de "Oliverio Girondo, Antología", Edit. Argonauta, 2005

"El poeta usa la palabra como un instrumento casi mágico; cree en el misterio de la palabra: "Primero fue el verbo"... La misión del poeta es poner en evidencia ese misterio. Es su función específica."

"La palabra común, la que usamos y manoseamos a diario, oculta en su interior esos poderes latentes. Al poeta le toca poner en marcha ese poder latente de la palabra, cargarla de sentido como se carga el proyectil en un arma de fuego. Ahora corresponde hacer fuego, y entonces ese proyectil da exactamente en el centro más sensible del hombre, despierta sus más secretas aspiraciones como ser. Por esa razón, la poesía debe percibirse como una herida. Poesía que no desgarra no puede ser poesía."


18. SALVADOR DALÍ
fragmento de "El objeto surrealista", "Vida secreta de Salvador Dalí", S Dalí, 1942

La gente me preguntaba constantemente: "¿Qué significa esto? ¿ Qué significa aquello?" Un día vacié la punta de un pan y ¿qué creen ustedes que puse dentro? Puse un Buda de bronce, cuya metálica superficie cubrí completamente de pulgas muertas, tan apretadas entre sí que el Buda parecía hecho enteramente de pulgas. A ver: ¿qué significa esto? Después de poner el Buda dentro del pan, cerré la abertura con un trozo de madera y lo pegué todo, incluso el pan, sellándolo herméticamente de tal modo que formaba un todo homogéneo que parecía una pequeña urna, sobre la cual escribí.: "Confitura de caballo". A ver: ¿qué significa esto?


17. MONSERRAT ORDOÑEZ VILÁ
fragmento del ensayo "El oficio de escribir", 1993

Escribir no es fácil, porque para llegar hasta la página hay que vencer nuevas barreras cada día, porque es un oficio que se practica sin fin, una carrera sin meta. No es una actividad natural, a la que el cuerpo se entregue como al agua, al sol, al sueño, a la comida o al amor. Es una decisión a veces demencial. Un tiempo sin reloj, papeleras que se llenan, letras que bailan, libros que caminan, caras alucinadas. Escribir no es libertad, porque la persona que escribe vive torturada en un espacio de espejos y aristas, entre lo ya escrito, lo que escribe, lo que quiere escribir, lo que nunca escribirá. No es permanencia, porque su escritura es ajena y no le evitará los desgarros de sus muertes. Es una extraña forma de vivir, una mediación despellejada, que remplaza mucha vida pero no la oculta o la ignora.Y sin embargo, la persona que desea escribir y no lo hace, vive y muere condenada. Por eso, hablar de la escritura y del oficio de escribir es suicida. Los que hoy queremos seguir viviendo con palabras, debemos ahora, ya, callarnos e irnos a nuestro posible o imposible rincón y escribir, escribir para poder morir en paz.


16. BENITO QUINQUELA MARTIN
fragmentos de entrevista por Pedro Alcázar Civit, 1930, “Grandes entrevistas de la historia argentina”, Ed. Punto de Lectura

"Desde muy chico garabateaba papel... Es una cosa que ha nacido conmigo, que me parece, por lo menos, que he venido haciendo toda la vida... Garabateaba papel o hacía trazos con carbón en las paredes, en los umbrales de las puertas, en cualquier parte. .. Lo que puedo decirles es que, ya de muchacho, les vendía retratos a mis clientes por cinco pesos... Retratos que todavía andan por La Boca..."

"...Créame que estoy agradecido por los sufrimientos que me deparó la suerte. Es lo que muchos no pueden comprender. Nada contribuyó tanto a hacerme artista, a permitirme imponer mi personalidad, a sustraerla de todos los desvíos capaces de debilitarla... Tal vez, las preocupaciones de las academias o las sugestiones de los círculos hubieran atenuado el vigor de mi concepción, me hubieran amanerado un poco el arte. Y la vida cómoda y regalada hubiera podido, también, llegar a neutralizar mi vocación, quitándole esa especie de furor salvaje que me impelió en los primeros tiempos a superarme incesantemente... Un hombre que vive en sociedad culta, amablemente, que recibe de continuo halagos estimulantes, no puede, usted comprende, estar poseído de esa fiebre con que yo hice mis obras iniciales...  Sólo podía comunicar mi inquietud a la tela. Y por eso la volcaba íntegra en ella. La tela que muchas veces no era más que una vieja tapa de cartón!"

"Como poder, podría pintar en cualquier parte. En cada Puerto que toca el vapor estaría en condiciones de hacer un cuadro... Pero, ¡no quiero! No sería lo mismo... Todos los paisajes me producen una impresión susceptible de reproducirse en la tela, mas ninguno me da la emoción que necesito para mi obra. La Boca que yo pinto es el resultado de un largo proceso espiritual, supone una elaboración lenta del paisaje en lo íntimo, que sería imposible de obtener en puntos donde apenas resido unos meses... ¡Quizá, si me quedara un tiempo!... El arte, para mí, es un incontenible impulso interior que desaparece o se debilita cuando ando lejos de mis pagos... Y creo que, si todos lo sintieran así, habría más pintura nacional. 0 la pintura nacional, y como ella las demás artes, lograría universalizarse. Con lo regional se llega a lo universal... No comprendo a los que pintan indistintamente un lago italiano o una sierra de Córdoba..."

¿Cuál es su método de trabajo?
"Pintar veinte horas cuando estoy en racha y ninguna si no tengo ganas. No abandonar un cuadro hasta terminarlo. No comprendo a los que pintan metódicamente todos los días un poco y alternan de tela... Tardo mucho más para concebir una obra que para realizarla... en realidad, ya la tengo adentro al empuñar los pinceles, y tal vez por eso ejecuto tan rápidamente... Después me paso los días nuevamente sin hacer nada, vagando por la ribera..."


15. ALBERT CAMUS
fragmentos de "La misión del escritor", discurso pronunciado cuando se le entregó el Premio Nobel de Literatura, 1958

"Personalmente, no puedo vivir sin mi arte. Pero jamás he puesto ese arte por encima de toda otra cosa. Por el contrario, si él me es necesario, es porque no me separa de nadie y que me permite vivir, tal como soy, al nivel de todos. A mi ver, el arte no es una diversión solitaria. Es un medio de emocionar al mayor número de hombres ofreciéndoles una imagen privilegiada de dolores y alegrías comunes. Obliga, pues, al artista a no aislarse; muchas veces he elegido su destino más universal. Y aquellos que muchas veces han elegido su destino de artistas porque se sentían distintos, aprenden pronto que no podrán nutrir su arte ni su diferencia sino confesando su semejanza con todos.

El artista se forja en ese perpetuo ir y venir de sí mismo a los demás; equidistantes entre la belleza, sin la cual no puede vivir, y la comunidad, de la cual no puede desprenderse. Por eso los verdaderos artistas no desdeñan nada; se obligan a comprender en vez de juzgar, y sin han de tomar un partido en este mundo, este sólo puede ser el de una sociedad en la que según la gran frase de Nietzsche, no ha de reinar el juez sino el creador, sea trabajador o intelectual."


14. ROLAND BARTHÉS
fragmentos del prefacio “Escribir”, “La civilización de la escritura”, Druet y Grégoire, 1976

“Con frecuencia, me he preguntado por qué me gusta escribir ( a mano, se entiende), a tal punto que, en muchas ocasiones, el placer de tener frente a mi (cual banco de carpintero) una bella hoja de papel y una buena pluma compensa, a mis ojos, el esfuerzo a menudo ingrato del trabajo intelectual: mientras reflexiono en lo que he de escribir( eso es lo que ahora ocurre), siento como mi mano actúa, gira, liga, se zambulle, se levanta y, muchas veces, por el juego de las correcciones, tacha o hace estallar la línea y ensancha el espacio hasta al margen, construyendo así, a partir de trazos menudos y aparentemente funcionales (las letras), un espacio que sencillamente es el del arte: soy artista, no porque figuro un objeto, sino, mas fundamentalmente, porque, en la escritura, mi cuerpo goza al trazar, al hender rítmicamente una superficie virgen (siendo lo virgen lo infinitamente posible).

Este placer debe de ser antiguo: se han encontrado en las paredes de ciertas cavernas prehistóricas, series de incisiones regularmente espaciadas… El deseo humano de hender (con el punzón, el cálamo, el estilete, la pluma) o de acariciar (con el pincel, el fieltro) ha atravesado sin duda muchos avatares que han ocultado el origen propiamente corporal de la escritura… Escribir no es solamente una actividad técnica, sino también una práctica corporal de goce.”


13. RICARDO ZELARRAYÁN
Fragmento extraído de Posfacio con deudas, "La obsesión del espacio", Poesía, 1973

No existen los poetas, existen los hablados por la poesía.
...lo que estoy escribiendo no es una justificación, es un agradecimiento, un hablar de deudas.
Mi agradecimiento es para la gente que habla, para la gente que se mueve, mira, ríe, gesticula... para la gente que constantemente me está enviando esos mensajes fuera de contexto, esos mensajes que escapan de la convención de la vida lineal y alienada.
Las conversaciones de borrachos son a veces obras maestras del sinsentido, del puro juego de los significantes. Mi agradecimiento también.
La música es un lenguaje de puros significantes, es el gran arte. Y yo me muero de envidia, porque en realidad soy un músico fracasado...
Macedonio Fernández me hizo comprender que las reuniones de argentinos son largas ruedas de mate, donde uno charla, se ríe y se pone triste... Que esas reuniones son verdades fiestas de lenguaje.
En fin, el lenguaje es para mí la única realidad. Esto no es ninguna novedad, es una simple afirmación. Si la realidad está en alguna parte, está en el lenguaje.
No creo en los géneros literarios. Cada persona tiene su propio discurso permanente, un río perenne y subterráneo que constantemente amenaza desbordarse. La mayoría de la gente le pone diques, pero así y todo a veces su rumor se escucha. La prosa es poesía o nada...
En suma, las fuentes de la poesía están en la infracción constante de la convención que nos vendieron como realidad. En todo lo gratuito, en el amor, en el lenguaje de los chicos, en las conversaciones sin límite de tiempo (...tómese otro mate!), en las situaciones límite en que los discursos de los otros movilizan enérgicamente el discurso de uno y viceversa.


12. HARUKI MURAKAMI
Fragmento entrevista por Juana Libedinsky, publicada en la revista ADN Cultura del 15/9/07


- ¿Cómo relaciona su escritura y la composición musical?
- "El ritmo es lo más importante porque es la magia, lo que invita a la audiencia a bailar y lo que yo quiero son lectores que bailen con mis palabras. No quiero que entiendan mis metáforas ni el simbolismo de la obra, quiero que se sientan como en los buenos conciertos de jazz, cuando los pies no pueden parar de moverse bajo las butacas marcando el ritmo. Luego viene la melodía, que en la literatura es un ordenamiento apropiado de las palabras para que vayan a la par del ritmo y la armonía. Después llega la parte que más me gusta: la libre improvisación".

"Yo empiezo a escribir sin ninguna estructura, apenas con alguna imagen o una serie de personajes que me interesan. Así como los lectores, no puedo esperar a dar vuelta la página para saber que pasa con esta gente que he creado, porque no tengo idea del argumento, simplemente dejo que la historia fluya libremente desde mi interior y me sorprendo a mí mismo. Por eso creo que la libre improvisación es simplemente llegar a la esquina sin aliento para ver qué hay al girar en ella, con un sentimiento de excitación que debería ser transferido a los lectores, lo mismo que la sensación de libertad".

"Esto ya es el punto final, la elevación, esa emoción que uno experimenta al completar su interpretación y sentir que ha alcanzado un lugar nuevo y significativo, que ha logrado mover a la audiencia del punto A al punto B, que la ha transformado y nunca volverá a ser la misma. Es una culminación maravillosa que no puede obtenerse de ninguna otra manera e implica que el lector o quien ha escuchado la música ya es otra persona. Cualquier libro que logra eso se ajusta a mi definición de un buen libro”.


11. SILVINA OCAMPO
- Entrevista de María Moreno (selección), Página 12, 5 de octubre de 2005

"¿Por qué no le gustan las entrevistas?
–Tal vez porque protagonizo en ellas el triunfo del periodismo sobre la literatura."

"¿Qué prefiere, su poesía o su prosa?
–Creo que son tan diferentes que se equilibran entre sí, hasta podrían matarse por contumacia. Pero escribir poesía me produce casi siempre una especie de empalagamiento intolerable, sin paliativo. En cambio, tengo el hábito resignado de la prosa. Con mi prosa puedo hacer reír. ¿Será una ilusión? Nunca, ninguna crítica menciona mi humorismo."

"¿Cómo empezó?
–Apenas me acuerdo cómo. Escribí con tiza en los escalones de una glorieta: “Si no existiera el punto de interrogación, nadie mentiría”; acto que mereció una penitencia. Luego: “Me da miedo la sombra tan negra de la rosa, tan rosada cuando no es sombra”.

"¿Cómo empezó a pintar?
–En mi infancia, con lápices de colores o con pastel. Una de las pinturas mías que prefiero (y seguramente la prefiero porque la perdí) es la de la estatua de terracota que sostenía un jarrón que derramaba agua sobre una fuente. De la boca rota de la estatua manaba también agua debido a algún desperfecto de la instalación. Estaba en una quinta del Tigre, entre hojas de palmera y de bambú. En el fondo se vislumbraba una piragua sobre el río. Como no había llevado pinturas aquel día, dibujé con un lápiz prestado y un papel de esos que hay en las panaderías para envolver facturas. Pude colorear el dibujo con hojas gruesas, pasto y una flor cuyos pétalos largaban un jugo rojo; utilicé un lápiz labial que froté contra el papel. Usted no me creería si le digo que eso fue mi mejor pintura. Es claro que nadie puede comprobarlo porque la perdí."


10. CARLOS GORRIARENA
Entrevista de Jorgelina Estelrrich (selección), Bahn 1, Ciclo "El ojo del pintor, el tiempo y la mirada", diciembre 2003 
 
"Un espectador es alguien que para mi gusto se pregunta demasiadas cosas adelante de un cuadro, yo no me pregunto nada. El pintor, pinte lo que pinte, siempre es algo muy concreto lo que pinta, la cosa más vaga siempre es algo que se lo puede tocar, que se lo puede oler, es decir, no es algo que puede ser escrito, es algo que solo puede ser pintado. Sin sensualidad no hay pintura, por ejemplo, si no hay sensualidad no hay pintor, no hay escultor, es algo que se toca, sea una mujer o sea un sueño, no hay otra. ¿Cómo explicarías la relación con un brazo? El pintor no puede explicar, tiene que tocarlo o tiene que hacerlo, tiene que poner materia, tiene que poner color, no hay otra posibilidad. Pintar tiene que ver más con situaciones escatológicas que con situaciones literarias inclusive. Es otra cosa pintar."


"Yo creo que hay distintos tipos de artistas, hay artistas celebratorios, hay artistas que celebran el mundo constantemente, Matisse es uno de los mencionados así, una parte de la obra de Picasso también, y artistas que no, que no celebran "un corno". Una vez le preguntaron a Faulkner, al escritor americano, si le gustaba escribir y él dijo: -no, a mí me gusta el whisky. Yo no sé si a Munch o a Nolde... yo no arriesgaría si les gustaba pintar, me parecería más bien que era como si alguien los empujara a pintar, o a Dostoievski si le gustaba escribir, escribía porque no podía dejar de escribir pero no creo que fuera un placer escribir, no creo. En otros escritores o en otros pintores sí, en un Stendhal sí, de pronto."


9. GABRIELA MISTRAL
- Antología poética de G.M., Selección de Alfonso Calderón, Edit. Universitaria, Santiago de Chile, 1974


“Yo escribo sobre mis rodillas y la mesa escritorio nunca me sirvió de nada, ni en Chile, ni en París, ni en Lisboa. Escribo de mañana o de noche, y la tarde no me ha dado nunca inspiración, sin que yo entienda la razón de su esterilidad o de su mala gana para mí… Creo no haber hecho jamás un verso en cuarto cerrado ni en cuarto cuya ventana diese a un horrible muro de casa, siempre me afirmo en un pedazo de cielo, que Chile me dio azul y Europa me da borroneado. Mejor se ponen mis humores si afirmo mis ojos viejos en una masa de árboles.”


“Mientras fui criatura estable de mi raza y mi país, escribí lo que veía o tenía muy inmediato, sobre la carne caliente del asunto. Desde que soy criatura vagabunda, desterrada voluntaria, parece que no escribo sino en medio de un vaho de fantasmas. La tierra de América y la gente mía, viva o muerta, se me han vuelto un cortejo melancólico, pero muy fiel, que más que envolverme, me forra y me oprime y rara vez me deja ver el paisaje y la gente extranjeros. Escribo sin prisa, generalmente, y otras veces con una rapidez vertical de rodado de piedras en la Cordillera. Me irrita, en todo caso, pararme, y tengo siempre al lado, cuatro o seis lápices con punta porque soy bastante perezosa, y tengo el hábito regalón de que me den todo hecho, excepto los versos…”


“Escribir me suele alegrar; me suaviza el ánimo y me regala un día ingenuo, tierno, infantil. Es la sensación de haber estado por unas horas en mi patria real, en mi costumbre, en mi suelto antojo, en mi libertad total.”


“La poesía me conforta los sentidos y eso que llaman el alma; pero la ajena mucho más que la mía. Ambas me hacen correr mejor la sangre; me defienden la infantilidad del carácter, me aniñan y me dan una especie de asepsia respecto del mundo. La poesía es en mí, sencillamente, un rezago, un sedimento de la infancia sumergida. Aunque resulte amarga y dura, la poesía que hago me lava de los polvos del mundo y hasta de no sé que vileza esencial parecida a lo que llamamos el pecado original, que llevo conmigo y que llevo con aflicción.”



8. FRIEDRICH NIETZSCHE
- “Crepúsculo de los ídolos o Cómo se filosofa con el martillo”, F.N., Alianza Editorial Madrid


“Para la psicología del artista. – Para que haya arte, para que haya algún hacer y contemplar estéticos, resulta indispensable una condición fisiológica previa: la embriaguez. La embriaguez tiene que haber intensificado primero la excitabilidad de la máquina entera: antes de esto no se da arte ninguno. Todas las especies de embriaguez, por muy distintos que sean sus condicionamientos, tienen la fuerza de lograr esto: sobre todo la embriaguez de la excitación sexual, que es la forma más antigua y originaria de embriaguez. Asimismo la embriaguez de que van seguidos todos los apetitos grandes, todos los afectos fuertes- la embriaguez de la fiesta, de la rivalidad, de la pieza de virtuosismo, de la victoria., de todo movimiento extremado: la embriaguez de la crueldad; la embriaguez en la destrucción; la embriaguez debida a ciertos influjos meteorológicos, por ejemplo la embriaguez primaveral; o la debida al influjo de los narcóticos; por fin, la embriaguez de la voluntad, la embriaguez de una voluntad sobrecargada y henchida. Lo esencial en la embriaguez es el sentimiento de plenitud y de intensificación de las fuerzas…”


“En este estado uno enriquece todas las cosas con su propia plenitud: lo que uno ve, lo que uno quiere, lo ve henchido, prieto, fuerte, sobrecargado de energía. El hombre de ese estado transforma las cosas hasta que ellas reflejan el poder de él, hasta que son reflejos de la perfección de él. Este tener que transformar las cosas en algo perfecto es –arte. Incluso todo lo que el hombre de ese estado no es se convierte para él, sin embargo, en un placer en si; en el arte el hombre se goza a sí mismo como perfección.”



7. JORGE LUIS BORGES
- "Los nuestros”, Luis Harss, Edit. Sudamericana, Bs.As., 1977


“Aquí hubo un hecho que parece desfavorable, y sin embargo es bueno, y es la indiferencia de la mayoría de los argentinos por la literatura. Ahora, eso tiene un lado malo, porque el escritor se siente solitario. Pero tiene un lado bueno, porque nadie escribe para el público. En otros países dicen: el escritor se prostituye. Pero aquí aunque quisiera prostituirse no podría.”


“…yo recuerdo la sorpresa que tuve, la incredulidad con la cual recibí la noticia, de que un libro mío titulado ambiciosa y paradójicamente Historia de la eternidad había vendido creo que treinta y siete ejemplares en un año. Yo tenía ganas de buscar a esas treinta y siete personas, agradecerles, pedirles disculpas por lo malo que era el libro.”




6. GABRIEL BAÑEZ
- Página 12, Entrevista a G.B. por Silvina Friera, 17/12/08


“…los diccionarios fueron durante buena parte de mi infancia el único modo de comunicación con esa verdad relativa llamada “el afuera”. Vivíamos con mis padres en una muy modesta casa alquilada del barrio de La Loma, en La Plata, y ellos salían a trabajar muy temprano. A fines de los años cincuenta, comienzos de los sesenta. Mi padre se disociaba en varios trabajos, mi madre poco menos. Barrio obrero y humilde en ese entonces, nadie a mi cargo. La solución final fue simple: me encerraban durante horas en un comedor bajo llave con libros. De esa época amable de clausura recuerdo uno en particular: un diccionario con dibujos. Otro: un diccionario que albergaba montones de palabras y, al final de todas ellas, una palabra separada por sílabas que repetía el significado de todas las anteriores y su acústica. Esos libros me contaban el mundo. Aunque se trataba de palabras mudas, para mí tenían un sentido profundo. Yo las pensaba en voz alta. ¿Qué me daba esa “Biblia” o esas “biblias”, como muy bien decís? Seguridad. Las palabras, el lenguaje, fueron siempre eso: certidumbre. Luego, cuando se abría la puerta con llave, yo salía del bunker bastante más confiado. Con más palabras en la sangre, quiero decir.”


"“No recuerdo a qué edad empecé, pero escribir nunca me proporcionó demasiadas ventajas. Nunca, tampoco, sentí que me diferenciara. La escritura para mí fue una manera de hablar en silencio. Una más de tantas. Hablaba poco, casi nada, y vincularme me resultaba bastante difícil. La escritura en todo caso resultó una conexión con esa reticente voz propia.”


“Lentitud es uno de los conceptos que más ha padecido las mudanzas históricas, lentitud aparece hoy como un demérito ante las urgencias de este tiempo. Nadie quiere ser lento, en rigor, hay ensayos persuasivos sobre el tema. Como sea, desmintiéndolos, no creo que el tema de la lentitud tenga suficiente peso. Creo que el gran tema de la modernidad es la espera. Todos estamos siempre a la espera. Mi escritura no es lenta, pero sí es defectuosa. Y vuelvo, y corrijo error sobre error. Y me quedo con el último. La escritura es ese borrador chingado. Por supuesto, si uno no se acopla al error y no asume ciertos riesgos, ¿para qué escribir? No se anotan certezas, se inscriben dudas. Nunca fui cauteloso, pero sí meticuloso para ver por dónde asomaba la grieta, la falla. Por eso creo más en el lenguaje “fallido” (Lamborghini) que en la cautela de la expresión pura, inobjetable. Hay un lenguaje “roto” que es el que más me interesa. Lo peor es hacer buena letra.”




5. ALEJANDRA PIZARNIK
- Correspondencia de Pizarnik a León Ostrov", publicado por Patricia Venti

"Mis poemas los hago con mucha paciencia. Un poeta no tiene apuro, no debe. Un verso, una línea, la escribo palabra a palabra. Cada palabra la anoto en una tarjeta distinta, por ejemplo "La viajera marca su intensidad con desobediencia". Tengo, pues, siete tarjetas, bastante grandes. Las ubico en mi cama y comienza el trabajo. Voy moviendo las tarjetas como peones de un damero de ajedrez... y así estoy horas y horas y es importante cada espacio, cada viaje de la viajera desobediente. Fumo mucho, desobedezco. Ahora las tarjetas se han ensuciado de tanto taparlas y descubrirlas. Cada vez. Mi cuerpo se revuelve, hago el amor con la poesía, músculo a músculo, tarjeta a tarjeta."

- "Prosa completa", A.P., Edit. Lumen SA, Barcelona, 2003
"...En cuanto a la inspiración, creo en ella ortodoxamente, lo que no me impide, sino todo lo contrario, concentrarme mucho tiempo en un solo poema. Y lo hago de una manera que recuerda, tal vez, el gesto de los artistas plásticos: adhiero la hoja de papel a un muro y la contemplo; cambio palabras, suprimo versos. A veces, al suprimir una palabra, imagino otra en su lugar, pero sin saber aún su nombre. Entonces, a la espera de la deseada, hago en su vacío un dibujo que la alude. Y este dibujo es como un llamado ritual. (Agrego que mi afición al silencio me lleva a unir en espíritu la poesía con la pintura; de allí que donde otros dirían instante privilegiado yo hable de espacio privilegiado).



4. VINCENT VAN GOGH
- "Cartas a Theo", V.VG., Adriana Hidalgo Edit, Bs. As., 2007


"Hermano, tienes el temperamento de un artista: cultívalo. ...Hay algo de dibujo en tu breve descripción de París al atardecer... ¿sabes que dibujar con palabras también es un arte y puede denotar que una fuerza secreta dormita dentro tuyo?"


"Mientras pintaba el bosque me dije: no me moveré de aquí hasta haber logrado deslizar un reflejo del otoño, algo misterioso, un poco de sinceridad. Como este efecto no es duradero, tuve que trabajar rápido, bosquejé las figuras de un rasgo, a pinceladas vigorosas. En un sentido, me felicito por no haber aprendido a pintar. Quizás habría aprendido a pasar delante de tal efecto. Me doy cuenta que la naturaleza me ha contado algo, me ha hablado y yo he estenografiado sus palabras. Aunque ciertas palabras de mi estenografía sean indescifrables, aunque tenga errores y lagunas, algo subsiste de lo que el bosque me ha dicho. No es un lenguaje pulido, convencional, sino inspirado por la naturaleza misma."


"En los verdaderos estudios hay un reflejo de la vida, y aquel que los hace no se respeta a sí mismo en ellos sino a la naturaleza. Ese es el arte de las artes, el punto en que el arte puede superar a la naturaleza. Por ejemplo, hay más alma en un sembrador de Millet que en un banal sembrador perdido en los campos".


"A mi parecer, a menudo soy prodigiosamente rico, si no en dinero -y ni siquiera todos los días-, rico por haber encontrado mi camino, por tener una cosa por la que vivo con cuerpo y alma, que da un sentido y entusiasmo a mi vida."


- "Vincent Van Gogh, visión y realidad", Ingo F. Walther, Benedikt Taschen, 1993

"Tanto en la vida como en la pintura puedo prescindir muy bien de Dios, pero sin embargo soy una persona que sufre y no puedo prescindir de algo superior a mí mismo y que representa toda mi vida -la fuerza creadora... Quisiera pintar a hombres y mujeres con un algo de eternidad, lo que en otro tiempo estaba simbolizado por la aureola de los santos y que nosotros tratamos de representar con la luminosidad y el movimiento oscilante de nuestros colores... Expresar el amor de dos enamorados mediante el enlace de dos colores complementarios, mediante su mezcla y su contraste, mediante la misteriosa vibración de tonos aproximados entre sí. Expresar lo espiritual de una frente a través de la luminosidad de un tono claro sobre un fondo oscuro. La esperanza por medio de una estrella. La pasión de una persona mediante una resplandeciente puesta de sol.."




3. MARGUERITE DURAS
- "Escribir", M.D., Tusquets Editores, 2006


"Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujero, en una soledad casi total y descubrir que sólo la escritura te salvará. No tener ningún argumento para el libro, ninguna idea de libro es encontrarse, volver a encontrarse, delante de un libro. Una inmensidad vacía. Un libro posible. Delante de nada. Delante de algo así como una escritura viva y desnuda, como terrible, terrible de superar. Creo que la persona que escribe no tiene idea respecto al libro, que tiene las manos vacías, la cabeza vacía, y que, de esa aventura del libro, sólo conoce la escritura seca y desnuda, sin futuro, sin eco, lejana, con sus reglas de oro, elementales: la ortografía, el sentido."


"...Si no hubiera escrito me habría convertido en una incurable del alcohol. Es un estado práctico: estar perdido sin poder escribir más... Es ahí donde se bebe. Ya que uno está perdido y ya no tiene nada que escribir, que perder, uno escribe. Mientras el libro está ahí y grita que exige ser terminado, uno escribe. Uno está obligado a mantener el tipo. Es imposible soltar un libro para siempre antes de que esté completamente escrito; es decir, solo y libre de ti, que lo has escrito. Es tan insoportable como un crimen. No creo a la gente que dice: "He roto mi manuscrito, lo he tirado". No lo creo. O bien lo que estaba escrito no existía para los demás, o no era un libro. Y uno siempre sabe lo que no es un libro. Lo que nunca será un libro, no, no lo sabe. Nunca."


"Cuando yo escribía en la casa todo escribía. La escritura estaba en todas partes. Y cuando veía a los amigos, a veces no acertaba a reconocerlos. Hubo varios años así, difíciles, para mí, sí, diez años quizás, quizás duró diez años. Y cuando amigos incluso muy queridos acudían a visitarme, también era terrible. Los amigos nada sabían de mí: me apreciaban y acudían por gentileza creyendo que hacían bien. Y lo más extraño era que no me importaba.
Eso hace salvaje la escritura. Se acerca a un salvajismo anterior a la vida. Y siempre lo reconocemos, es el de los bosques, tan antiguo como el tiempo. El del miedo a todo, distinto e inseparable de la vida misma. Uno se encarniza. No se puede escribir sin la fuerza del cuerpo. Para abordar la escritura hay que ser más fuerte que uno mismo, hay que ser más fuerte que lo que se escribe..."



2. CHARLY GARCÍA
- "Una voz que se hace letra", Marcelo Mazzuca, Letra Viva, Bs.As., 2009


"Para mí la música clásica sigue siendo como una virgen: una cosa muy hermosa, pero que no se puede coger. Me sigue maravillando que una cosa que se escribe en el papel se puede tocar y que sea tan linda. Que no hace falta dolby ni nada para que suene perfecto. Para mí es lo mismo que para un blusero es el blues de los negros del algodonal. Por eso me enojo a veces con los violadores de la música."


"Jamás me compré un disco de música clásica, pero la tocaba yo y me encantaba."


"Cuando escuché a Los Beatles me volví loco: pensaba que era música marciana. Música clásica de Marte. Enseguida comprendí el mensaje: "tocamos nuestros instrumentos, hacemos nuestras canciones y somos jóvenes". Para mi época y mi formación, eso era muy raro. No se suponía que los jóvenes hicieran canciones y cantaran. Lo primero que escuché de ellos era "There's a place". Me dí cuenta de lo que pasaba con las cuartas y un par de cosas interesantes más. Y ahí, !kaboooom!, acabó mi carrera de músico clásico."


"Fue mucho más que un quiebre musical. Lo que me pasaba es que yo no soportaba la música popular. Estaba acostumbrado a que las cosas fueran matemáticamente perfectas, como en la clásica, donde cada nota está ahí por algo. Cuando escuché a Los Beatles me pareció que era como igual a eso pero con unas cuantas ventajas. Los pibes estaban vivos, se vestían como querían, era la primera vez que yo veía alguien que componía y cantaba sus propias canciones. Era perfecto. Yo estaba destinado a ser concertista y a los seis o siete años me parecía bien, pero ya a los doce no."



1. HENRI MICHAUX
"Alejandra Pizarnik, Prosa completa", Edit. Lumen SA, Barcelona, 2003, fragmentos extraídos de "Pasajes" de Henri Michaux por A.P.


"He de detenerme en lo que Henri Michaux dice del piano pues nunca nadie lo dijo de una manera tan perfecta:
Compañero que no me observa, que no me evalúa, que no toma nota, que no conserva huellas, compañero que no exige, que no me obliga a prometerle nada.
Con él, todo tan simple.
Yo me acerco. El está listo.
Yo traigo la obsesión, la tensión, la opresión:
Él canta.
Yo traigo la situación irremediable, el vano despliegue de esfuerzos, el fracaso de todo junto con la mezquindad, las precauciones llevadas por el viento, por el fuego, por el fuego, sobre todo por el fuego:
Él canta.
Yo traigo la inundación de sangre, el rebuzno de los asnos contra la paz, los campos, el trabajo forzado, la miseria...
Él canta.
Yo acarreo todo en desorden, sin saber lo que traigo, de quién, para quién, quién habla en la cesta de las llagas:
Él canta."