martes, 28 de enero de 2014

voces para amar - Julio Cortázar





Aplastamiento de las gotas

    Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol. 
 
    Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.









Julio Cortázar, "Aplastamiento de las gotas" en "Historias de cronopios y de famas", 1962


viernes, 24 de enero de 2014

leer poemas


Quien 
de un poema
espera su salvación
haría mejor
en aprender
a leer poemas.

Quien 
de un poema
no espera salvación ninguna 
haría mejor
en aprender 
a leer poemas.







Erich Fried, “Leer poemas" en “Amor, duelo, contradicciones. Antología",  Losada. Madrid, 2005



sábado, 18 de enero de 2014

no descansás en mí...



Cuando sin decirme adiós te fuiste,
padre que huyó de la maldad,
levanté la tapa de tu muerte.
Los cuidados antiguos
de tu rostro escribían visiones
de la pobreza que leo aún, hoy que
animales tristes rondan.
El tiempo ido volvió a serme, página
de lo mismo, otro ya. No te
encontré en las palabras. Miraba
tus lentes descuidados, tus
manos de carpintero, tu lento
camino hacia la mesa, tu estar
como no estar, revolvías tu sopa
con la gracia penosa de otras hambres.
No descansás en mí.
Descansá en paz.





Juan Gelman, "Sin decirme", en "de atrásalante en su porfía", Seix Barral, México, 2007


miércoles, 15 de enero de 2014

epitafio

Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.

Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.

¡Digo que el hombre debe serlo!

(Aquí yace un pájaro.
                                        Una flor.
                                                            Un violín.)







Juan Gelman, "Epitafio" en "Violín y otras cuestiones", 1956



sábado, 11 de enero de 2014

verbo


Voy a arrugar esta palabra,
voy a torcerla,
sí,
es demasiado lisa,
es como si un gran perro o un gran río
le hubiera repasado lengua o agua
durante muchos años.

Quiero que en la palabra
se vea la aspereza,
la sal ferruginosa,
la fuerza desdentada
de la tierra,
la sangre
de los que hablaron y de los que no hablaron.

Quiero ver la sed
adentro de las sílabas:
quiero tocar el fuego
en el sonido:
quiero sentir la oscuridad
del grito. Quiero
palabras ásperas
como piedras vírgenes.



Pablo Neruda, “LX”, “Verbo”, en “Las manos del día”, Losada, 1968


martes, 7 de enero de 2014

visiones...


Tal como se la veía en los espejos, mi imagen siempre andaba en brazos de mi alma. Yo no podía ser sino como soy, curvo y débil, aun en los pensamientos.

Todo en mí es como de un príncipe de cromo pegado en el álbum viejo de un niño muerto hace mucho.

Amarme es apiadarse de mí. Un día, allá por el fin del futuro, alguien escribirá sobre mí un poema, y tal vez sólo entonces empiece yo a reinar en mi Reino.

Dios es que existamos y que eso no sea todo.









Fernando Pessoa como Bernardo Soares, “Libro del desasosiego”, Emecé, 2010