Tal
como se la veía en los espejos, mi imagen siempre andaba en brazos de mi alma.
Yo no podía ser sino como soy, curvo y débil, aun en los pensamientos.
Todo
en mí es como de un príncipe de cromo pegado en el álbum viejo de un niño
muerto hace mucho.
Amarme
es apiadarse de mí. Un día, allá por el fin del futuro, alguien escribirá sobre
mí un poema, y tal vez sólo entonces empiece yo a reinar en mi Reino.
Dios
es que existamos y que eso no sea todo.
Fernando
Pessoa como Bernardo Soares, “Libro del desasosiego”, Emecé, 2010