jueves, 20 de marzo de 2014

radar en la tormenta





Y alguna vez, no siempre, guiado por el radar
el poema aterriza en la pista, a ciegas,
                                          (entre relámpagos)
carretea bajo la lluvia, y al detener sus turbinas,
    descienden
de él, pasajeros aliviados de la muerte: las palabras.








Alfredo Veiravé, de "Puntos luminosos" (1970)
http://actaliteraria.blogspot.com/2013/03/alfredo-veirave.html



lunes, 17 de marzo de 2014

hijos (¿viudos?) de una madre "todo"...


D.H. LAWRENCE

La novia

Mi amor parece una joven esta noche
pero es vieja.
Las trenzas que descansan en su almohada
no son doradas,
sino entrelazadas por una filigrana de plata
y pavorosamente heladas.
………………………………………………................…

La madre virgen
Mi pequeño amor, mi querida,
fuiste una puerta para mí:
me dejaste salir de los confines
y entrar a este extraño país
donde la gente se apiña como cardos,
eres hermosa y de buen ver.
Mi dulce amor, mi madre,
dos veces me diste sangre,
una vez con tu sangre al nacer
y otra vez con tu sufrimiento.
Y dos veces me dejaste limpio
para ver cosas doblemente espléndidas.
Y así mi amor, Oh madre,
siempre te seré fiel.
Dos veces nací, madre
como Cristo dijo que sería.
¿Y quién me daría vida por tercera vez?
Ningún amor… Soy fiel a ti.




extraído de “Diario de Poesía” Nº 80, D.H. Lawrence, fragmentos de  “Complete Poems”, London 1972, traducción de Mirta Rosenberg




ROLAND BARTHES

Diario de duelo

    26 de octubre de 1977

Primera noche de bodas.
Pero ¿primera noche de duelo?

    29 de octubre

Idea –que causa estupor pero no desolación- que ella no ha sido “todo” para mí. Si no, yo no habría escrito obra. Desde que la cuidé, desde hace seis meses, efectivamente, ella era “todo” para mí, y olvidé completamente que había escrito. Yo era perdidamente para ella. Antes, ella se hacía transparente para que yo pudiese escribir.

    30 de octubre

Muchos seres me aman todavía, pero desde ahora mi muerte no matará a ninguno. – Ahí está lo nuevo…

    6 de marzo de 1978

Mi abrigo está tan triste que la bufanda negra o gris que siempre me ponía me parece que mamá no la habría soportado y oigo su voz diciéndome que ponga un poco de color.

Por primera vez, así, tomé una bufanda de color (escocesa).

    18 de marzo de 1979

Cada vez que sueño con ella (y no sueño sino con ella), es para verla, para creerla viva, pero otra, separada.

    29 de marzo

Vivo sin ninguna preocupación por la posteridad, sin ningún deseo de ser leído más tarde… la perfecta aceptación de desaparecer completamente, ningún deseo de “monumento” –pero no puedo soportar que sea así para mamá (talvez porque ella no escribió y porque su recuerdo depende completamente de mí).



extraído de “Diario de duelo”, 26 oct 1977-15 sept 1979, R.B., Siglo XXI Editores, Mexico, 2009




viernes, 7 de marzo de 2014

Michaux por Pizarnik



... En Passages, Michaux convoca tantos aspectos de su persona que se podría hablar por separado del Michaux pintor, músico, enamorado, viajero, frio y paciente observador, desproporcionado exorcizador, etc., etc.

...

La música y el silencio

Contra el silencio, las palabras. Pero Michaux desconfía demasiado de las palabras, armas melladas, instrumentos rotos. Y más aún: signos con lo hostil que acecha:

Palabras, palabras que vienen a explicar, a comentar, a revocar, a que sea justificable, razonable, real, prosa como un chacal.

Es preciso que jamás olvide: yo me asfixiaba. Yo reventaba entre las palabras.

Por eso, contra el silencio y contra la palabra: un piano. He de detenerme en lo que Henri Michaux dice del piano pues nunca nadie lo dijo de una manera tan perfecta:

            Compañero que no me observa, que no me evalúa, que no toma nota, que no conserva huellas, compañero que no exige, que no me obliga a prometerle nada.
            Con él, todo tan simple.
            Yo me acerco. Él está listo.
            Yo traigo la obsesión, la tensión, la opresión:
            Él canta.
            Yo traigo la situación irremediable, el vano despliegue de esfuerzos, el fracaso de todo junto con la mezquindad, las precauciones llevadas por el viento, por el fuego, por el fuego, sobre todo por el fuego:
            Él canta.
            Yo traigo la inundación de sangre, el rebuzno de los asnos contra la paz, los campos, el trabajo forzado, la miseria, los prisioneros de la familia, las cosas a medias, los amores a medias, los impulsos a medias y menos que a medias, las vacas flacas, los hospitales, los interrogatorios policiales, los lentos agonizantes de las aldeas perdidas, los amargos vivientes, los dañados, aquellos que derivan conmigo sobre la helada y loca ladera:
            Él canta.
            Yo acarreo todo en desorden, sin saber lo que traigo, de quién, para quién, quién habla en la cesta de las llagas:
            Él canta.







Alejandra Pizarnik, fragmentos de "Pasajes de Michaux" en "Prosa completa", Lumen 2001