domingo, 17 de noviembre de 2013

muerte... vida... una



Durar

Yo pasaré y apenas habré sido,
-frágil destino de mi pobre arcilla-.


Hijo, cuando yo no exista,
tú serás mi carne, viva.
Verso, cuando yo no hable,
tú, mi palabra inextinta.


Muerto al nacer

No aurora fue. Ni llanto. Ni un instante 
bebió la luz. Sus ojos no tuvieron 
color. Ni yo miré su boca tierna... 

Ahora, ¿sabéis?, lo siento. 
Debisteis dármelo. Yo hubiera debido 
tenerle un breve tiempo entre mis brazos, 
pues sólo para mí fue cierto, vivo... 

¡Cuántas veces me habló, desde la entraña, 
bulléndome gozoso entre los flancos!...






Ángela Figueroa Almerich, http://amediavoz.com/figuera.htm