Aparición
Dibujo,
a los setenta, como un niño.
Mi
trazo no maduró,
congelado
en un saber
que
se detuvo.
Cuando
mi mano dibuja,
distraída,
me
regala una huella
del
que iba y venía por los sueños.
Resiste,
espera, insiste el inocente.
No
deja que me ahogue en mi ciencia y mi ceguera,
en
la fatiga,
en
el silencio,
en
la inclemencia del espejo.
Lo
guarda mi arte pobre
y
brota de mi mano cuando quiere.
Santiago Kovadloff
Santiago Kovadloff